El mundo secreto.
Al abuelo semejante idea de hacer una espada le parecia un disparate y le dijo a su nieta que mejor le haria una pulsera y con el resto fabricaria un vaso muy bonito en el cuál grabaria con un sincel el nombre de la pequeña. Naira se enfadó y le dijo a su abuelo que mejor no hiciera nada puesto que la idea de llevar una pulsera y tener un vaso con su nombre no le parecia nada interesante.Mientras tanto su cabeza, que pensaba muy rápido ,trazaba un plan tan veloz como un rayo. Se le ocurrió a la pequeña adolescente que iria por las noches al cobertizo y ella misma fabricaria la espada. Habia visto a su abuelo trabajar con el metal muchas horas ,muchos dias y sabia todo el proceso del oficio a la perfección aunque jamás ayudó a su abuelo por la cabezoneria de éste ni jamás su abuelo hizo ninguna espada, aunque si cuchillos para cortar carne.Una espada seria lo mismo sólo que más grande. Una vez todo perfectamente controlado en la cabeza de Naira pensó que seria toda una aventura liberar a los esclavos. Debia de contar con un ejército de hombres y mujeres dispuestos a la mayor revolución de la historia del pais. Ya era hora de acabar con ese dictador cruel. Al ver el metal brillar al fragor de la luz otoñal algo brilló en su corazón, la idea de libertad.
Una vez, hace dos años, cuando ella tenia trece años, vió por primera vez a shao dando un paseo por el bosque sentado en una tumbona a hombros de cuatro de sus criados. Comia deliciosos manjares y se quejaba de la lentitud de sus hombres a los que azotaba cuando relentalizaban el paso. Era un hombre bajito y rechoncho
Naira no entendian como los hombres aguantaban los azotes,ella en su lugar le hubiese dado un buen escarmiento.Eran cuatro hombres altos y fuertes.Nada que ver con esa persona débil.Pero el miedo era ciego y asi lo entendió ella.Si lo hubiesen reducido hubiesen rodado sus cabezas en manos del ejército poderoso de Shao.El dictador sin su ejército no era nada pero con más de mil hombres a pesar de ser bajito y poca cosa era un gigante que podia pisotar al pueblo a su antojo.